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Qué te espera:
LAS CHARCAS.
Conoceremos el agua del paisaje de Los Barruecos, localizado entre las ZEPAS (Zona Especial de Aves Protegidas) de Sierra de San Pedro y Llanos de Cáceres. Sus charcas son el hábitat de muchas especies y son abastecidas de varios arroyos, que desembocan en el río Salor.
OBSERVAR LA FAUNA DE LA REGIÓN.
En los humedales se encuentran las tencas, cuyos peces son muy utilizados en la gastronomía local. Las aves que aquí habitan son las ánades reales, los zampullines, somormujos, garzas o gacillas. También otros animales como los tritones, nutrias, reptiles y tortugas protegidas.
También es posible avistar milanos, águilas, cigüeñas blancas o rabilargos que construyen sus nudos en las partes más altas de las rocas.
EL MUSEO VOSTELL MALPARTIDA.
El Museo Vostell Malpartida es de visita obligada. Fundado por el artista alemán Wolf Vostell en 1976 y su esposa la extremeña Mercedes Guardado. Un peculiar museo que se alza en un antiguo lavadero de lanas del siglo XVIII.
Cuando Wolf Vostell llegó a Malpartida de Cáceres, quedó totalmente fascinado con las formas voluptuosas y eróticas de las rocas de granito del paraje de Los Barruecos, por lo que decidió levantar allí un museo que representara una integración armónica entre la Naturaleza y el Arte.
UN ARTISTA DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE POSGUERRA.
La Segunda Guerra Mundial dejaron una huella imborrable en Vostell, quien sólo era un niño por aquel entonces. Esta contienda estuvo presente en gran parte de sus creaciones.
Así, en muchas de sus creaciones recurría con frecuencia al Holocausto y a la barbarie nazi. En “Mitos Berlin”, el conocido como “Guernica de Vostell”, el autor recrea con toda su crudeza la separación de las dos Alemanias por el muro de Berlín. Curiosamente, aunque no era judío, lucía habitualmente una estética tradicional hebrea, como homenaje al sufrimiento de esta raza durante toda la historia.
Experimentó con distintos medios y técnicas como la escultura, la pintura, la instalación, el décollage, el happening, las performances, el videoarte y el fluxus (que viene de fluir…). El fluxus, más que un movimiento artístico, era un estado de ánimo, una forma de entender la vida, que deseaba convertir las pequeñas cosas en obras de arte. En realidad, Vostell consideraba que todo era susceptible de transformarse arte. Su objetivo era crear opinión y ejercer la libertad y la crítica al arte convencional, creando piezas que dialogaran con el entorno e invitasen a la reflexión.
Automóviles, televisores y el hormigón formaron parte esencial de su universo particular. El televisor aparecerá con asiduidad en sus futuros trabajos; cuadros, instalaciones, esculturas y assemblages. Otro de los elementos recurrentes más importantes fue el piano, que lo utilizó de muy diversas formas, dándole una interpretación completamente distinta a la habitual.
Cabe decir que la singularidad del Museo Vostell Malpartida no fue fácil de asimilar por la sociedad rural de la época. No fue hasta finales de los 80, cuando su proyecto comienza a recibir los méritos que realmente le correspondían. De hecho, el principio del éxito, empezó cuando Vostell decidió materializar a la obra de Dalí “El Fin de Parzival”, que el artista catalán le había donado 10 años antes, después de la instalación de su obra “El obelisco de la TV” en el Museo de Figueras. Su inauguración consiguió captar los apoyos oficiales necesarios para el reconocimiento y futuro éxito del Museo.
Hora de salida: según la disponibilidad (ver calendario de reservas).
Idioma: español.
Recomendaciones: llevar ropa y calzado cómodo.
Punto de encuentro: Muñoz Chaves, 18 en Cáceres.
Duración
4 horas
Incluye
Traslado de ida y vuelta.
Guía en español.
Visita al centro de interpretación de Los Barruecos.
Visita al Museo Vostell.
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Actividades Barbancho (OA-CC-00155)
